

Por: Pedro Alberto Soto Sánchez
Recientemente acepté ser parte de la Comisión Organizadora de los Festejos Populares de nuestro cantón, luego de recibir la solicitud expresa de una integrante del Concejo Municipal. Lo hice con el mejor ánimo de contribuir al desarrollo de una de las tradiciones más queridas de nuestra comunidad.
Sin embargo, desde un inicio se hizo evidente que las condiciones no eran las adecuadas. La comisión, más allá de la voluntad de quienes nos integramos, nunca llegó a obtener legitimidad: no reunió el quórum requerido para sesionar formalmente, por la renuncia de la Gestora Cultural de la Municipalidad, avalada por el propio Alcalde Municipal.
A esto se sumó otro factor determinante: la conformación de la comisión se dio tardíamente. Con menos de un mes de anticipación para las fechas previstas de celebración, resultaba imposible cumplir con los requisitos que la normativa establece para la organización de este tipo de actividades, requisitos que no son simples formalidades, sino garantías mínimas de orden, seguridad y transparencia.
Lo más preocupante es que ni la Municipalidad, ni su Concejo de regidores y regidoras, ni la propia Gestión Cultural han dado a estos festejos la importancia que merecen. Se ha optado por la improvisación y por procesos inadecuados, al punto de que las anomalías presentadas en los festejos del año pasado motivaron una denuncia ante la Contraloría General de la República. Es decir, no hablamos solo de una falla coyuntural, sino de un debilitamiento institucional que se repite y que compromete la credibilidad de estas celebraciones.
El resultado, como era previsible, fue que poco o nada se pudo hacer. La improvisación, la falta de planificación y la ausencia de voluntad política real terminaron por afectar una tradición que pertenece a todo el pueblo. Por dicha, los jóvenes y personas consientes de nuestra comunidad no abandonan sus tradiciones y con gran esfuerzo de su parte mantendrán los recorridos de mascaradas, cimarronas, el festival de bandas, así como una exposición y venta de artesanías con festival folclórico en el parque Moisés Vincenzi, en Tres Ríos.
Mi comentario no es un llamado al desaliento. Pero si debemos tener claro que, si queremos rescatar y fortalecer nuestros festejos populares, necesitamos que la comunidad exija respeto por sus tradiciones, que demande planificación seria y procesos transparentes, y que participe activamente en la construcción de espacios culturales dignos. Solo así podremos garantizar que las celebraciones de nuestro cantón dejen de ser una oportunidad perdida y se conviertan en un verdadero motivo de orgullo, activación económica e identidad para todos y todas.
Foto y vídeo archivo Crónicas de La Unión