El culto a Nuestra Señora de los Ángeles surge inmediatamente, después de su hallazgo en 1635, en un lugar segregado y pobre conocido como La Puebla de los Pardos en Cartago.
Este acontecimiento extraordinario ha contribuido a la afirmación de nuestros valores democráticos, robusteciendo desde entonces, el desarrollo de nuestra personalidad religiosa, política y social.
La Basílica de los Ángeles en Cartago está edificada sobre la piedra donde fue hallada la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, el 2 de agosto de 1635, cuando una joven mestiza que recogía leña, encontró una pequeña imagen tallada sobre una piedra, representando a una madre con su hijo en brazos.
Tres veces la guarda, tres veces desaparece, tres veces la encuentra en la misma piedra.
Con la cuarta imagen se presenta ante el cura de Cartago y le cuenta los hechos.
El clérigo guarda la imagen en el sagrario.
Al abrirlo al día siguiente se percata que la imagen había desaparecido.
El cura, la joven mestiza y otros testigos fueron al lugar del hallazgo y ante la conmoción general vieron a la imagen posada nuevamente sobre la piedra.
El murmullo se convirtió en una sola voz: ¡Es una virgen!, dijeron, ¡Es María!
Y se había aparecido ahí en el más humilde y olvidado de los sitios, es porque ahí quería su lugar de oración.
Desde ahí quería irradiar amor, igualdad y comprensión.