Por Dios, de cuál campaña política hablamos


Por: Marco Ballestero C

El mismo libreto o guión, pero ahora mucho más virulento y pendencioso, que se harían los famosos programas de gobierno, las consecuencias sin duda serán más que negativas entre la desacreditación de la figura, el desinterés manifiesto de los votantes, ausencia de un debate sustantivo que se deteriora día con día y por supuesto en río revuelto el empoderamiento de la figura populista y demagoga.
Una campaña seria y responsable está muy lejos de presentarse a pocos meses de las elecciones.
La percepción de que la política es un juego de poder, deslegitima el proceso, en esta coyuntura no queda otra que apelar a la responsabilidad patriótica de los medios de comunicación para que promuevan un debate sustancioso y dejar de centrarse en lo controversial y sensacionalista, te lo pedimos Señor.

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