- Edificio en Ciudad Colón se considera eslabón en la historia de los mercados y testifica el desarrollo urbano, así como el uso de la tecnología en las construcciones de madera
El inmueble patrimonial conocido como el “Mercado Viejo” de Mora, es uno de los edificios más antiguos del centro de Ciudad Colón y forma parte del casco histórico urbano.
Fue construido en la década de 1910-1920 en el principal centro de intercambio comercial de la antigua “Villa de Pacaca”, como se llamó a la incipiente ciudad josefina en esa época.
Como muchas obras comunales de antaño, su construcción fue posible gracias al esfuerzo de los vecinos, tanto en mano de obra, como en el aporte de la madera extraída de las fincas cercanas, su principal material de construcción.
A simple vista, el edificio puede valorarse como una construcción austera, con columnas y cerchas expuestas de madera, piso de concreto y cubierta de hierro galvanizado; no obstante, posee un gran valor simbólico e histórico.
Según Ileana Vives, arquitecta del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, el Mercado de Mora surgió como un mesón, una estructura muy simple, sin paredes y solo con techo para proteger del sol y la lluvia a los vendedores que ocupaban temporalmente allí un espacio, tal y como ahora sucede en las ferias del agricultor. Con el paso tiempo, el mesón fue objeto de precarias divisiones internas y cerramientos en cada uno de sus costados, hasta quedar oculto.
“A inicios de este siglo la comunidad notó que, en realidad, tenían oculta una joya arquitectónica, porque los mesones son los antecesores al mercado cerrado y compartimentado que conocemos, como el Mercado Central, el de Heredia o Alajuela. Entonces, se dieron a la tarea de recuperar el mesón y esta es la estructura que se observa hoy día, trasladando el mercado a otro sitio”, apuntó.
La arquitecta Vives hizo hincapié en que estos mesones corresponden al segundo eslabón en la evolución de los mercados. “El primero fue el día de mercado en la plaza principal al aire libre, luego viene el mesón y luego ya el mercado con fachadas y cerramientos como lo conocemos. Después, podemos pasar al supermercado y al mall. Ahí hay toda una memoria. Como eslabón en la historia del mercado, es muy importante el mesón y más conservar uno auténtico, de época como el de Mora. También, es documento y testimonio del desarrollo urbano, de las ciudades que tuvieron plaza de mercado, luego mesón y mercado como lo conocemos hoy día”.
Añade la arquitecta que este edificio también testifica el paso evolutivo en el uso de la tecnología para el tratamiento de la madera. “Es testimonio y documento del transcurrir del tiempo, de la tecnología y uso de materiales, porque luego esas cerchas de madera expuestas, como las conserva el antiguo Mercardo de Mora, fueron sustituidas por las metálicas, como tiene el mercado de Heredia, o el Central, de mayor duración y menos vulnerables a un incendio”.
“Cuando se construyen los mesones, la sierra y el cepillado de la madera ya no se hacen rudimentariamente como en la Colonia, desbastando las piezas. Para ese entonces ya se cuenta con tecnología para que las piezas incluso tuvieran detalles con caladora; la madera es cepillada y cortada con sierras. Esa es la importancia del mesón y entre los pocos que subsisten a la fecha; está el de Mora”, concluyó la arquitecta del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
Como propiedad de la municipalidad del cantón, actualmente es medular en la vida de los moreños, un sitio de encuentro, de esparcimiento y cultura, donde se realizan toda suerte de espectáculos, ferias, festivales, bingos, turnos y actividades deportivas; claro ejemplo de la puesta en valor de un inmueble patrimonial.
“En Mora lo vemos y promovemos como un espacio del pueblo, de cuido y protección para el bienestar de todas las personas”, mencionó el alcalde Alfonso Jiménez Cascante.
Este año Mora celebra su 140 aniversario de cantonato, por lo que el Mercado Viejo se mantiene en continua actividad.