Por: Diana Andrade Chavarría
Recientemente, una nota publicada por Diario Extra expuso la polémica reducción de calles en el cantón de La Unión para la construcción de bulevares. Esta decisión ha generado un debate público legítimo y necesario sobre el rumbo que está tomando la planificación urbana en el cantón. Como exregidora propietaria, este es un tema que no puedo pasar por alto, pues durante mi gestión insistí en la importancia de una planificación integral y sostenible, algo que la actual Administración parece haber relegado.
La transformación de espacios públicos y vías debe responder a una visión estratégica clara y tener en cuenta las necesidades actuales y futuras de la comunidad. Sin embargo, lo que vemos en este caso es un claro ejemplo de improvisación, donde una idea que puede ser positiva en esencia, como es la construcción de un bulevar, no parece estar respaldada por estudios técnicos, consultas ciudadanas ni una estrategia de movilidad articulada.
El diseño urbano no puede abordarse de manera aislada o como un proyecto de corto plazo. La planificación adecuada es esencial para evitar problemas que, lejos de mejorar la calidad de vida, generan caos vial, disminución en la eficiencia del transporte público y descontento entre los ciudadanos.
Lamentablemente, la falta de planificación no es un problema nuevo en La Unión. Por años, hemos sido testigos de proyectos que carecen de coherencia entre las necesidades de los habitantes y las acciones municipales. El resultado: obras que no responden a los problemas de fondo, como el congestionamiento vial o la falta de conectividad peatonal y ciclística.
Un aspecto fundamental que parece ausente en esta discusión es la necesidad de generar una estrategia integral de movilidad. Las ciudades modernas no solo se construyen pensando en los vehículos, sino en todos los actores: peatones, ciclistas, transporte público y automovilistas.
Implementar bulevares puede ser una excelente iniciativa si se plantea como parte de un plan mayor que incluya: ampliación y mejora del transporte público: ofrecer alternativas viables y eficientes para reducir el uso del vehículo privado, rutas peatonales y ciclovías: garantizar espacios seguros para quienes optan por formas de transporte sostenibles; gestión inteligente del tránsito: optimizar la circulación vehicular con tecnología y medidas urbanas adecuadas y consultas ciudadanas: asegurarse de que la población respalde y entienda los proyectos que se implementan.
Es imprescindible que la Administración Municipal de La Unión reflexione sobre este y otros proyectos que impactan directamente en la vida de los ciudadanos. Más allá de construir bulevares, se debe garantizar que cada obra esté alineada con una visión integral, sostenible y técnica que asegure el desarrollo del cantón.
La improvisación no puede seguir marcando el rumbo de nuestro cantón. Las decisiones que tomemos hoy definirán el futuro de nuestras comunidades, y para ello se necesita más que voluntad: se requiere planificación, responsabilidad y compromiso con el bienestar común.
Exregidora propietaria (2020-2024)
Un comentario muy acertado.
La improvisación actuando en su punto más alto.
Totalmente de acuerdo. Cuando vi esa nueva idea en la planificación vial del casco central, dije ¿habrá existido un estudio técnico para realizar esto? El tiempo hablará
Discrepo de la señora ex regidora, precisamente, porque si de algo deriva este proyecto (sí, con todo y reducción del derecho de vía para vehículos) es de una planificación y sostenibilidad en el tiempo y espacio, lo que parecen no entender algunas personas. Este tipo de políticas, impulsadas desde los foros internacionales, tienen que ver más con los peatones que con los vehículos, porque es necesario rescatar las ciudades para la gente y sí, desinsentivar el uso de los vehículos personales, fomentando los servicios públicos de movilidad y creando un ambiente ecológicamente equilibrado. Pensemos como personas, no como máquinas.