Me siento decepcionada y me quejo de la indiferencia y la lentitud para hacer una denuncia y de lo eficientes que son para poner libre a un delincuente.
El día de hoy un sujeto en el parque de Tres Ríos, escupe el pan de una de mis artesanas y agrede a una persona sin razón alguna y un fiscal toma la decisión de dejarlo libre.
Los delincuentes dominan las ciudades de Costa Rica y en especial en mi Cantón. Nuestras casas se han convertido en prisiones. Estamos hartos de tanta sangre derramada por las víctimas del hampa. Además, hartos de la tremenda impunidad reinante en nuestra Patria. Igualmente, hastiados de vivir tras las rejas y sin derecho de caminar en paz por nuestras calles.
La Patria está en manos del hampa. Existen comunidades donde los policías han perdido absolutamente el control, las pandillas están desbocadas y constantemente los cadáveres aparecen “ajusticiados” en las calles.
Los mafiosos, los corruptos, los narcotraficantes, los asaltantes, los conductores asesinos y toda la caterva de pillos que atacan cada día a costarricenses, si son denunciados ante el Ministerio Público, solamente tienen un riesgo de alrededor del cuatro por ciento de resultar condenados por la administración de justicia penal.
La realidad es clara y contundente: El hampa hace lo que le da la gana, la sociedad y las víctimas están desprotegidas, la crisis va más allá del miedo; las estadísticas judiciales reflejan el desastre. Hoy, más que nunca, es innegable la necesidad de diseñar e implantar una política criminal consecuente con la realidad costarricense, capaz de recuperar los derechos de la sociedad , de las víctimas del hampa y la tranquilidad que viajar libre por las calles.
Los dirigentes de los partidos políticos y los miembros de los supremos poderes están obligados ética y legalmente a elaborar y aprobar la política criminal de Estado, que permita iniciar el proceso de contención de la criminalidad y cambiar las leyes las cuales esta acabando, con la tranquilidad de nuestro país ahora que se avecina campaña electoral.
Ni la Fuerza Pública, ni el OIJ, ni la Policía de Tránsito, ni las demás policías, están en condiciones de enfrentar de manera adecuada a la delincuencia actual. Solamente la abnegación y el temple de estas funcionarias y de estos funcionarios policiales tienen.
Debemos actuar de inmediato, con propuestas viables. Tenemos que enfrentar, ya, el desafío de los delincuentes.
Ya nos urge el cambio de la leyes que esta acabando con la tranquilidad de todos los costarricenses y que tenga más recursos para combatir este cáncer.
#Urgente más Policias en la Calle.
#Urgente Policia Municipal.