A pesar de que yo nací y aún vivo en Tres Ríos, La Unión, Cartago, no siempre habité la misma casa, ya que mis padres eran pobres y no tenían casa propia.
En mi infancia, niñez y adolescencia, viví en diferentes barrios, siempre en Tres Ríos centro. Esos diferentes barrios eran parecidos, ya que tenían calles de piedra, muchos cafetales, aquí hay tres ríos, cañales y potreros. La mayoría de las casas eran de madera y muy sencillas.
En todos los barrios, en donde viví, rápido tenía amiguitos y amiguitas. Eran muy seguros, se jugaba en los cafetales, potreros y en la calle.
Recuerdo que en un patio grande, donde había matas, creo que de café y algunos árboles, aprendí a andar en bicicleta, la cual era de un primo y me la prestaba, lógicamente ,principio me daba buenas caídas. En esos tiempos sólo la gente con un poco más de dinero, podían comprarle bicicletas a sus hijos. Antes de aprender a manejarla, en uno de los barrios, había una chiquita, llamaba Agnes, que tenía una, ella decía que se la prestaba solo a los que sabían, yo le decía que sabía y me la prestaba, no sé cómo no me pasó nada. Jugaba suiza en las calles, «quedó», » Ahí vienen los moros», «rayuela, «ambo, ambo… » «escondido» y jackces, este juego lo hacía con amiguitas y con mi mamá y mi otra hermanita, también andaba en patines. En una ocasión, con mi hermano mayor y otros niños, jugábamos de «vaqueros» y mi hermano dejó a un chiquito amarrado a un palo largo rato, ese amiguito se llamaba Juan.
Cierta vez, un vecinito, que tenía un carretillo me montó y cuando iba corriendo, el carretillo se volcó y quedé debajo de él, gracias a Dios no me pasó nada.
Mi papá nos llevaba, a mis hermanos y a mi, a ver a sus papás, a un lugar que se llamaba «El Bosque», muy lindo. Habían unas hojas muy grandes, con pelitos, nosotros nos sentábamos y bajábamos resbalados.
En la escuela, detrás, había un «play», yo no me mecía, sentada en la silla, sino que de pie y me elevaba, y mi hermano mayor, mi cuidador, me rogaba que me sentara, pero no le hacía caso. Disfrutaba mucho.
Recuerdo que había un lechero, que distribuía leche en un carretón , jalado por un caballo, yo me «guindaba» atrás y el señor no se daba cuenta, después me bajaba.
En ese tiempo casi nadie tenía televisión, entonces, el cura nos invitaba los domingos, en la noche, 8pm. a ir a ver «COMBATE», disfrutaba mucho ese tiempo en la casa cural, también, el cura, nos daba plata para ir al Cine «Pilar», los domingos, a tanda de 2pm.
Esos tiempos los recuerdo con mucha alegría, disfrutaba ,y era muy seguro, jugábamos hasta en la noche,
Como todavía vivo en Tres Ríos y aun pasó por los barrios en donde disfruté tanto, con mis hermanos y amigos , puedo decir que fueron unos momentos maravillosos los que viví en la niñez.
María Ester Calvo Díaz