Autor Sergio Cruz Mesén
Dulce manjar es tu boca,
la devoro hasta las comisuras;
mi conciencia se vuelve loca,
para mi cuerpo es una tortura.
Tu cintura es el límite de lo bello,
la puerta a mi bendición;
como existe algo tan perfecto,
que lleve a la perdición.
Tu pecho es un oasis seguro,
me da abrigo y me alimenta;
cuando estoy herido me curo,
en tus formas puras y secretas.
Tu piel cobija mis miedos,
aleja el frío, también la soledad;
tu cuerpo para mi es un templo,
en tu dogma quiero siempre morar.