La Botica Central, más de un siglo a cargo de la salud de los cartagineses


Lizeth López Villalobos
para nayuribe13@gmail.com
Así luce el edificio patrimonial luego de la restauración después del incendio de octubre de 2019. Foto: V. Solórzano, Centro de Patrimonio Cultural.

Nuestro Patrimonio Histórico-Arquitectónico:

A la derecha el Parque Central de Cartago, a la izquierda y en primer plano “Las Ruinas” de la Parroquia, y luego, el edificio de la Botica Central, principios siglo XX. Cortesía de Uruk Editores y el historiador Franco Fernández Esquivel.

Cartago, 02 de julio de 2021.  En la muy noble y leal ciudad de Cartago aún se mantienen antiguos y hermosos edificios, varios de estos declarados como patrimonio histórico-arquitectónico de Costa Rica. Si bien el inmueble que alberga a la conocida Botica Central, en Cartago, es evidentemente antiguo, más antigua es su trayectoria de uso como botica.

De acuerdo con Jesús Mata Gamboa, autor del libro “Monografía de Cartago”, el establecimiento farmacéutico más antiguo de la ciudad se fundó en 1850, era la botica Guzmán y al año siguiente, el Dr. Jorge Guier fundó la botica Guier. La tercera y única de las más antiguas que aún existe es la Botica Central. Después de ésta se fundaron la Farmacia El Sol, Farmacia España, Botica Moderna, Botica del Mercado, el Botiquín del Dr. Morales, el del Dr. Kalnek, la del Dr. García, la del Dr. Castro, y otras dos de los señores Pombo y Torres.

Aunque no se tiene conocimiento de la fecha o año en que Gerardo Coma fundó la Botica Central, según este autor, fue en 1896, al regreso del Dr. Maximiliano Peralta Jiménez de sus estudios en Estados Unidos, cuando se le dio una nueva orientación y empuje al negocio, al conformar una sociedad con Salvador Oreamuno y José María Peralta.

Esta sociedad procuró que los precios y la calidad de los medicamentos de la Botica Central fueran los más favorables para las personas de escasos recursos económicos, lo que la hizo la favorita durante muchos años.

Como es bien sabido, el terremoto del 4 de mayo de 1910 prácticamente arrasó con todas las construcciones existentes en la ciudad de Cartago y, por lo tanto, con la edificación que albergó primeramente a la Botica Central.

Tras el evento, su dueño, el Dr. Max Peralta, no solo construyó su nueva casa de habitación, sino también, e inmediatamente contiguo a la casa, levantó su consultorio médico y despacho de recetas. Miguel Guzmán Stein, en la Revista Herencia de 1995, dice: “A la par del hogar de Max, éste levantó un elegante, pero discreto edificio esquinero que destinó para su despacho médico y una botica donde estuvo alguna vez el Club de la Boñiga”. Con este nombre se referían al sitio de reunión de los adinerados de la época.

Contiguo a la casa del Dr. Peralta, se ubicaba la casa, casi gemela, de sus hermanos Eduardo, Ricardo y Laura Peralta Jiménez. Guzmán-Stein afirma que, en la edificación de esta casa, el Dr. Peralta utilizó algunos elementos y materiales de la construcción destruida por el terremoto de 1910. Asimismo, que las dos casas de los hermanos Peralta Jiménez, “a pesar de las transformaciones posteriores, guardaron por muchas décadas la esencia decimonónica y el carácter místico e hispano colonial de la casa patricia cartaginesa”. Esto no es de extrañar, pues es muy probable que Peralta haya puesto en práctica lo que en ese momento también se hacía en toda la ciudad.

Cabe recordar que el Dr. Peralta Jiménez –sobrino de Jesús Jiménez Zamora y, por lo tanto, primo hermano de Ricardo Jiménez Oreamuno– estuvo encargado, junto a su primo Manuel de Jesús Jiménez, de dirigir y planificar la reconstrucción de Cartago tras el terremoto de 1910, en cuyas obras se reutilizaron muchos materiales.

En 1922 murió el Dr. Peralta, por lo que su hermana Laura se pasó a vivir a la casa de su hermano recién fallecido, conservándola en sus mejores elementos y agregándole otros nuevos, pero sin romper el orden austero anterior, según afirma Guzmán-Stein.

Finalmente, de acuerdo con lo dispuesto por ambos hermanos a su muerte, estas propiedades pasaron a manos de la Junta de Caridad de Cartago, propietaria y administradora del hospital que hoy día lleva el nombre de su benefactor, así como también del Cementerio General, condición que aún se mantiene.

Además del doctor Peralta, la Botica Central tuvo otros propietarios como la recordada Consuelo Messeguer, quien, no siendo farmacéutica, gozó de la confianza de los clientes durante tres décadas, de 1962 a 1992. Luego le sucedió su hija: Luisa Garzona Messeguer.

El edificio conocido como Botica Central fue declarado Patrimonio Histórico Arquitectónico en 2002, mediante el decreto Nº 30570-C. En 2009 recibió una restauración por parte de la organización propietaria y desde ese momento se convirtió en un pequeño centro comercial. 

Diez años después, un incendio sucedido el 21 octubre de 2019 amenazó la permanencia del histórico edificio, no obstante, la afectación fue principalmente en el domo de la cubierta y estructura de techo. Para inicios de 2020, la Junta de Caridad de Cartago ya estaba restaurándolo con la asesoría del Centro de Patrimonio Cultural.

Hoy día se preserva tanto el edificio, como su uso, y los cartagineses continúan acudiendo a ese mismo lugar por consejos de salud y medicamentos, tal como lo han hecho por más de un siglo.

Texto de Sonia Gómez Vargas, historiadora del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural – MCJ.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *