OPINION: Comportamiento de los votantes en las elecciones municipales

Camilo Ulloa Calderón

Más de 6000 autoridades serán elegidas el próximo 4 de febrero del 2024 en uno de los eventos más importantes de nuestro sistema democrático, las elecciones municipales. Celebración en la que los ciudadanos no solo elegimos a nuestro representante de preferencia, sino que, en el fondo, reafirmamos el interés de seguirle dando la voz al pueblo para indicar cuáles son sus necesidades. Y es que, la importancia del sufragio local no solo se puede resumir en lo anteriormente mencionado, por el contrario, abarca una serie de variables importantes del cual depende el desarrollo socioeconómico nacional. Estas comprenden desde la descentralización del poder que permite una mayor inclusión de las distintas propuestas de mejora de los partidos políticos, control del gasto público, experimentación e innovación, hasta el punto de que la participación en elecciones municipales fomenta la construcción de capital social al fortalecer los lazos comunitarios y la colaboración entre vecinos para abordar los desafíos locales. Por lo tanto, a pesar de la importancia de esta ceremonia, el comportamiento de los votantes siempre ha sido una arista fundamental por analizar, pues de los mismos depende el éxito del sufragio.

Para tener un panorama amplio de lo que podría suceder en las próximas elecciones, cabe hacer un recuento de los principales indicadores históricos. Según los datos generales compartidos por el Tribunal Supremo de Elecciones, desde el 2002, fecha de las primeras elecciones municipales mediante sufragio, hasta el 2020, se dio un aumento de un 45.72% en el electorado. Sin embargo, los votos recibidos siguen manteniendo niveles relativamente bajos con respecto a los niveles de abstencionismo. Durante el 2002 hubo un electorado total de 2.331.459, de los cuales 1.799.800 se abstuvieron de votar, es decir, un nivel de 77.2%. Y aunque este nivel ha bajado cada año, lo cierto es que aún mantiene un promedio histórico del 70.76%, siendo una proporción considerable y que de ser votantes, generarían un impacto importante en los resultados.

Durante las elecciones del 2020, observamos un aumento de los votos recibidos válidos del 10.15% con respecto al 2016. Además, los votos recibidos blancos y nulos, decrecieron en un -16.01% mientras que el abstencionismo presenta solo un aumento del 5.52%, representando así a un 63.74% del electorado en total. Es decir, un -1.31% menos con respecto al 2016 (64.59%) y un nivel 17.43% menor al nivel de abstencionismo del 2002. Lo que esto significa es que los ciudadanos le están dando cada vez más importancia a las elecciones locales y este comportamiento puede ser incentivado por distintos motivos: compromiso y preocupación del pueblo, mayor acercamiento popular por parte de los políticos, mayor credibilidad en el proceso, entre otros.

Ahora bien, al indagar en los datos comportamentales de las votaciones por provincia, se aprecia que la mayor participación se dio en Guanacaste y Puntarenas, con el 44.2% y 41.7% respectivamente. En caso de San José, solo se registró el voto del 31.6% de sus habitantes, lo que resalta el hecho de que, a pesar de ser la capital del país y poseer bastante relevancia demográfica, lo cierto es que lidera a las tres provincias que registraron mayor tasa de abstencionismo en las pasadas elecciones, con un 68.4%, seguida de Heredia con un 66.3% y Limón con un 64%. De hecho, existen diversas maneras de interpretar dicho comportamiento utilizando la contextualización socioeconómica de cada sector, pues de esta depende la percepción de los ciudadanos con respecto al sistema político local. Por ejemplo, al mencionar Limón, suele ser esperado un nivel de abstencionismo de esa magnitud, pues como bien se sabe, resulta ser la provincia con mayor abandono, casos de corrupción y dificultades económicas del país. Aunado a un promedio del 42.75% en el Índice de Percepción de la Corrupción Nacional del 2016 al 2020, también se podrían mencionar los principales obstáculos en las votaciones, como son las grandes distancias a los centros de votación en zonas rurales, abstencionismo por protesta, desinformación y problemas en los registros de los votantes.

            No obstante, aún con un panorama lleno de incertidumbre, como ciudadanos debemos recordar que en el corazón de nuestra democracia yace el poder transformador del voto. Ser parte de las elecciones municipales es bastante más que un derecho; es la obligación y a la vez oportunidad tangible de esculpir el futuro de nuestra comunidad. Aun habiendo diferencias políticas, el acto mismo de sufragar nos empapa con la autodeterminación y la responsabilidad ciudadana, contribuimos activamente a la construcción de un entorno que refleje nuestros valores colectivos y nos permite moldear de manera significativa, el rumbo de nuestro diario vivir.

Que se espera para estas elecciones del 2024

Al igual que en elecciones pasadas, se espera un alto nivel de abstencionismo que puede rondar el 60% con una tendencia a irse reduciendo poco a poco, no obstante, sigue siendo un nivel muy alto el porcentaje de costarricenses que no acuden a las urnas. Las elecciones de medio período  elegirán 84 alcaldes en las que 2 municipalidades que son Monteverde y Puerto Jiménez designarán por primera vez a  un alcalde.

Otra de las novedades que traerán estos comicios son la no reelección de alcaldes debido a que en la anterior legislatura se restringió la cantidad de veces que puede presentarse un mandatario municipal a  la reelección, esto supuso la imposibilidad para  46 alcaldes para postularse nuevamente y quizás el detalle más relevante lo constituya  la implementación del plan piloto del voto electrónico, que se pondrá a prueba  en 25 cantones y que desde ya ha generado críticas amparadas en una posible  desconfianza por la presunta posibilidad de que estas urnas electrónicas tengan la posibilidad de ser manipuladas. El plan del Tribunal Supremo de Elecciones será el de evaluar el sistema para verificar su funcionamiento y posteriormente decidir su posible aplicación para las elecciones generales del 2026.

Con estas características, se espera un escenario altamente complejo, por un lado, los partidos políticos tradicionales que han visto reducida su fuerza electoral, se enfrentarán fuerzas locales o partidos municipales, emergentes de alta raigambre en sus zonas de influencia. De hecho, se espera que el Partido Liberación Nacional sea el grupo político que coseche la mayoría de las alcaldías, sin embargo, en comparación con el proceso anterior muy probablemente pierda un número significativo de cantones,  pero  manteniendo el primer lugar como  partido político como viene haciendo desde el año 2006; otros partidos,  como la  Unidad Social Cristiana pueden presentar un incremento en la cantidad de alcaldías así como otros más pequeños como el Partido Nueva Generación y desde luego varios partidos cantonales que podrían llegar a gobernar cantones por primera vez. Por otra parte, la mala organización de los partidos políticos afines al presidente Chaves como Aquí Costa Rica Manda o Pueblo Soberano que no podrán participar de dicho proceso electoral, beneficiarán a los partidos tradicionales y las fuerzas cantonales antes mencionadas.

Lo positivo del proceso electoral que se avecina, es que se comienza a ver un cambio generacional en donde las personas jóvenes han empezado a mostrar un mayor interés por la política y cada vez se involucran más activamente en los procesos de elección popular lo cual es un logro de nuestra democracia, porque permite la renovación de estructuras partidarias que están urgidas de un cambio para afrontar los procesos futuros. En el mismo sentido, es de aspirar que como sociedad logremos que, a una mayor participación de votantes, mayor legitimación para los que resulten elegidos, el reto de nuestro país por reducir los niveles de abstencionismo pasa precisamente porque los jóvenes tengamos presente que la principal herramienta para la transformación de la sociedad es la de la participación activa

Camilo Ulloa Calderón

Economista independiente

Alejandro Campos Pérez

Economista Ciber Regulación Consultores.

Comportamiento de los votantes en las elecciones municipales

Más de 6000 autoridades serán elegidas el próximo 4 de febrero del 2024 en uno de los eventos más importantes de nuestro sistema democrático, las elecciones municipales. Celebración en la que los ciudadanos no solo elegimos a nuestro representante de preferencia, sino que, en el fondo, reafirmamos el interés de seguirle dando la voz al pueblo para indicar cuáles son sus necesidades. Y es que, la importancia del sufragio local no solo se puede resumir en lo anteriormente mencionado, por el contrario, abarca una serie de variables importantes del cual depende el desarrollo socioeconómico nacional. Estas comprenden desde la descentralización del poder que permite una mayor inclusión de las distintas propuestas de mejora de los partidos políticos, control del gasto público, experimentación e innovación, hasta el punto de que la participación en elecciones municipales fomenta la construcción de capital social al fortalecer los lazos comunitarios y la colaboración entre vecinos para abordar los desafíos locales. Por lo tanto, a pesar de la importancia de esta ceremonia, el comportamiento de los votantes siempre ha sido una arista fundamental por analizar, pues de los mismos depende el éxito del sufragio.

Para tener un panorama amplio de lo que podría suceder en las próximas elecciones, cabe hacer un recuento de los principales indicadores históricos. Según los datos generales compartidos por el Tribunal Supremo de Elecciones, desde el 2002, fecha de las primeras elecciones municipales mediante sufragio, hasta el 2020, se dio un aumento de un 45.72% en el electorado. Sin embargo, los votos recibidos siguen manteniendo niveles relativamente bajos con respecto a los niveles de abstencionismo. Durante el 2002 hubo un electorado total de 2.331.459, de los cuales 1.799.800 se abstuvieron de votar, es decir, un nivel de 77.2%. Y aunque este nivel ha bajado cada año, lo cierto es que aún mantiene un promedio histórico del 70.76%, siendo una proporción considerable y que de ser votantes, generarían un impacto importante en los resultados.

Durante las elecciones del 2020, observamos un aumento de los votos recibidos válidos del 10.15% con respecto al 2016. Además, los votos recibidos blancos y nulos, decrecieron en un -16.01% mientras que el abstencionismo presenta solo un aumento del 5.52%, representando así a un 63.74% del electorado en total. Es decir, un -1.31% menos con respecto al 2016 (64.59%) y un nivel 17.43% menor al nivel de abstencionismo del 2002. Lo que esto significa es que los ciudadanos le están dando cada vez más importancia a las elecciones locales y este comportamiento puede ser incentivado por distintos motivos: compromiso y preocupación del pueblo, mayor acercamiento popular por parte de los políticos, mayor credibilidad en el proceso, entre otros.

Ahora bien, al indagar en los datos comportamentales de las votaciones por provincia, se aprecia que la mayor participación se dio en Guanacaste y Puntarenas, con el 44.2% y 41.7% respectivamente. En caso de San José, solo se registró el voto del 31.6% de sus habitantes, lo que resalta el hecho de que, a pesar de ser la capital del país y poseer bastante relevancia demográfica, lo cierto es que lidera a las tres provincias que registraron mayor tasa de abstencionismo en las pasadas elecciones, con un 68.4%, seguida de Heredia con un 66.3% y Limón con un 64%. De hecho, existen diversas maneras de interpretar dicho comportamiento utilizando la contextualización socioeconómica de cada sector, pues de esta depende la percepción de los ciudadanos con respecto al sistema político local. Por ejemplo, al mencionar Limón, suele ser esperado un nivel de abstencionismo de esa magnitud, pues como bien se sabe, resulta ser la provincia con mayor abandono, casos de corrupción y dificultades económicas del país. Aunado a un promedio del 42.75% en el Índice de Percepción de la Corrupción Nacional del 2016 al 2020, también se podrían mencionar los principales obstáculos en las votaciones, como son las grandes distancias a los centros de votación en zonas rurales, abstencionismo por protesta, desinformación y problemas en los registros de los votantes.

            No obstante, aún con un panorama lleno de incertidumbre, como ciudadanos debemos recordar que en el corazón de nuestra democracia yace el poder transformador del voto. Ser parte de las elecciones municipales es bastante más que un derecho; es la obligación y a la vez oportunidad tangible de esculpir el futuro de nuestra comunidad. Aun habiendo diferencias políticas, el acto mismo de sufragar nos empapa con la autodeterminación y la responsabilidad ciudadana, contribuimos activamente a la construcción de un entorno que refleje nuestros valores colectivos y nos permite moldear de manera significativa, el rumbo de nuestro diario vivir.

Que se espera para estas elecciones del 2024

Al igual que en elecciones pasadas, se espera un alto nivel de abstencionismo que puede rondar el 60% con una tendencia a irse reduciendo poco a poco, no obstante, sigue siendo un nivel muy alto el porcentaje de costarricenses que no acuden a las urnas. Las elecciones de medio período  elegirán 84 alcaldes en las que 2 municipalidades que son Monteverde y Puerto Jiménez designarán por primera vez a  un alcalde.

Otra de las novedades que traerán estos comicios son la no reelección de alcaldes debido a que en la anterior legislatura se restringió la cantidad de veces que puede presentarse un mandatario municipal a  la reelección, esto supuso la imposibilidad para  46 alcaldes para postularse nuevamente y quizás el detalle más relevante lo constituya  la implementación del plan piloto del voto electrónico, que se pondrá a prueba  en 25 cantones y que desde ya ha generado críticas amparadas en una posible  desconfianza por la presunta posibilidad de que estas urnas electrónicas tengan la posibilidad de ser manipuladas. El plan del Tribunal Supremo de Elecciones será el de evaluar el sistema para verificar su funcionamiento y posteriormente decidir su posible aplicación para las elecciones generales del 2026.

Con estas características, se espera un escenario altamente complejo, por un lado, los partidos políticos tradicionales que han visto reducida su fuerza electoral, se enfrentarán fuerzas locales o partidos municipales, emergentes de alta raigambre en sus zonas de influencia. De hecho, se espera que el Partido Liberación Nacional sea el grupo político que coseche la mayoría de las alcaldías, sin embargo, en comparación con el proceso anterior muy probablemente pierda un número significativo de cantones,  pero  manteniendo el primer lugar como  partido político como viene haciendo desde el año 2006; otros partidos,  como la  Unidad Social Cristiana pueden presentar un incremento en la cantidad de alcaldías así como otros más pequeños como el Partido Nueva Generación y desde luego varios partidos cantonales que podrían llegar a gobernar cantones por primera vez. Por otra parte, la mala organización de los partidos políticos afines al presidente Chaves como Aquí Costa Rica Manda o Pueblo Soberano que no podrán participar de dicho proceso electoral, beneficiarán a los partidos tradicionales y las fuerzas cantonales antes mencionadas.

Lo positivo del proceso electoral que se avecina, es que se comienza a ver un cambio generacional en donde las personas jóvenes han empezado a mostrar un mayor interés por la política y cada vez se involucran más activamente en los procesos de elección popular lo cual es un logro de nuestra democracia, porque permite la renovación de estructuras partidarias que están urgidas de un cambio para afrontar los procesos futuros. En el mismo sentido, es de aspirar que como sociedad logremos que, a una mayor participación de votantes, mayor legitimación para los que resulten elegidos, el reto de nuestro país por reducir los niveles de abstencionismo pasa precisamente porque los jóvenes tengamos presente que la principal herramienta para la transformación de la sociedad es la de la participación activa

Camilo Ulloa Calderón

Economista independiente

Alejandro Campos Pérez

Economista Ciber Regulación Consultores.

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