“Si no podemos salvar el planeta por lo menos cuidemos los dos metros cuadrados que se nos dio para vivir” … La historia de doña Maureen en el Parque La Libertad en Río Azul de La Unión

  • Su compromiso y amor por la naturaleza vienen reflejados desde su niñez

Su sonrisa y ese “ángel” son unos de los tantos rasgos que caracterizan a la protagonista de nuestra historia. El amor por sus hijos y la naturaleza la han impulsado a realizar eso que siempre, y desde muy niña, su corazón le dictaba, cuidar el planeta.

Por eso, hoy queremos compartirte una hermosa historia de amor y compromiso por la naturaleza que dio inicio hace muchos años, nos referimos al testimonio de doña Maureen Villalobos, vecina y amiga del Parque La Libertad.

Sus primeras experiencias en el Parque

Su vida ha estado ligada a nosotros desde mucho antes que fuéramos un parque, pero te preguntarás ¿Cómo puede ser esto posible?, pues doña Maureen visitaba nuestras instalaciones cuando era una niña, ya que la propiedad de sus abuelos y papás colindaban en lo que era la fábrica de cemento, por lo que desde muy pequeña conocía muy bien esta zona.

¿Ves? por eso decimos que nos conoció desde antes. Al crecer, convertirse en madre y nosotros al transformarnos en lo que somos hoy, nos empezó a visitar con fines recreativos, además que buscaba un lugar que fuera seguro tanto para sus hijos como para ella, por lo que el Parque le pareció una excelente opción.

Fue así que empezó a traer a sus hijos, y de una vez aprovechaba para contarles sus aventuras en este lugar, cómo era la cementera, que le encantaba la agricultura, además de cómo su abuelo era agricultor y que la fábrica le prestaba terreno para que sembrara arracache, yuca, caña de azúcar, banano… 

En una de sus visitas al Parque y mientras recordaba su niñez, se enteró que no solo nos habíamos convertido en un lugar recreativo, sino que también trabajamos en temas de emprendimiento, desarrollo deportivo, que teníamos el CEGEA, además del SINEM y que había cursos para ayudar a formar empresas entre otros; fue ahí donde encontró una oportunidad de crecimiento y aprendizaje para toda su familia e incluidos sus vecinos.

De esa manera se fue involucrando cada vez más con nosotros. “Si yo estoy recibiendo un beneficio de un lugar, me gusta también ayudar, y empecé a ofrecer mi colaboración, primero fue en lo deportivo formando parte del comité de padres de la escuela de fútbol” comentó doña Maureen.

Pero no solo eso, se dio cuenta que daban cursos de desarrollo empresarial por lo que empezó a tomar uno que otro, después anunciaron que querían abrir un grupo de scouts en el Parque y al llegar les dijeron que no solo era para los hijos, sino que también necesitaban que los padres se involucraran; y ahí se inscribió como dirigente scout. 

“En ese instante conocí a más colaboradores del Parque y les ofrecí mi apoyo en todo lo que se pudiera, eso me ha permitido aprender montones, porque he llevado cualquier cantidad de cursos… ya ni sé cuántos”

Nos contó que entre esas opciones de capacitaciones había de contabilidad, que no dudo en llevar para ayudarle a su hermana en un pequeño bazar que tiene, también cursó uno de Empoderamiento, los de computación de los Centros de Cómputo; y poco a poco se fue involucrando con el Área Ambiental.

Pero no solo aprendizaje y recuerdos mantiene del Parque… 

 “He encontrado muy buenas amistades, la gente del Parque son bellísimas personas, súper accesibles hasta me siento parte de la familia, ya que siempre me han recibido con una sonrisa, con una mano amiga. Me han apoyado montones y ahora que estoy empezando mi emprendimiento puedo decir que es gracias al Parque La Libertad y la Municipalidad de Desamparados”.

Sin embargo, el aprendizaje no se ha centrado únicamente ella, las cajas para las composteras de la técnica Takakura que vende y que posee en su hogar, además de las huertas verticales, son realizadas por Anthony su hijo mayor, de igual manera el pequeño de la familia Alex colabora con las mezclas, a moler el carbón y la cáscara de huevo que van al abono.

Esta familia predica con el ejemplo para un mundo mejor, los tres forman parte del grupo de scouts del Parque; por lo que el compromiso, esfuerzo y amor siempre están presentes en este emprendimiento familiar.

Siempre se tiene que empezar desde casa

“Es muy distinto estar en un aula escuchando a un profesor y otra cosa es venir a la casa a implementarlo”

Para doña Maureen la asesoría y el acompañamiento del Parque siempre ha estado presente, si tiene alguna duda o problema, ella llama y siempre la ayudan, esto le ha dado las herramientas para empezar a impartir cursos… “los primeros cursos fueron de boca en boca y así empecé a hacer grupitos.”

Hace 2 años llegó su primera prueba de fuego, mientras estaba en un curso en el CEGEA, Sara -compañera del Área Ambiental-, la invitó para que diera un curso de lombricultura en la escuela de Guatuso dirigido a padres de familia y vecinos de la comunidad que estuvieran interesados, a este taller asistieron casi 15 personas y a partir de ese momento se dio oficialmente el despegue de su emprendimiento; donde brinda clases de compostaje casero, reciclaje, técnica takakura y otros.

Hoy doña Maureen es reconocida por muchos, y apreciada por más, su historia sin saber empezó a tejerse desde hace más de 15 años; pero como ella misma agregó, sus sueños se empezaron a formar gracias al aprendizaje adquirido en el Parque.

Su primera sesión virtual de Compostaje en casa

“¡Se conectaron más de 65 personas, y eso me motiva mucho a seguir!” su expresión irradió felicidad, no se esperaba esa reacción por parte de las personas, porque no tenía experiencia con cámaras, pero su pasión y amor por lo que hace le dio las herramientas necesarias para afrontar esa nueva experiencia.

“Si una de esas 65 personas hizo una compostera es mi pago, porque es una persona menos que desechará residuos a las calles, una persona menos que va a contribuir para el calentamiento global, esa es mi satisfacción”

Esa mentalidad de cuidar el planeta también se ve reflejado en su hogar, donde goza de un jardín lleno de mariposas, insectos, pájaros; o como le dicen las personas cercanas, su propia reserva biológica. Ese amor por la naturaleza también se lo inculcó a sus dos hijos, además de enseñarles que con pequeñas acciones se pueden hacer grandes cosas.

Su sueño…

Que se pudiera hacer una cadena de conciencia para cuidar el planeta, así como su héroe de niña, Jacques Cousteau, que salvaba hasta ballenas, pero, si no se puede salvar el planeta por lo menos cuidemos los dos metros cuadrados que se nos dio para vivir.

Doña Maureen actualmente se encuentra en proceso de formalización de su emprendimiento, por lo que abrió una página de Facebook donde las personas pueden conocer sobre su proyecto, técnicas y ejemplos de cómo cuidar el planeta llamada Patarrá Mi Tierra, o bien si desean comunicarse con ella para realizar consultas sobre sus técnicas o adquirir productos pueden hacerlo a través del número de teléfono  8878 6642.

“La paciencia es fundamental, en esta vida nada es fácil, pero si usted tiene perseverancia, pasión e interés puede lograr lo que se propone, por lo que le aconsejo que se informe, que se capacite, y si además tiene esa pasión y ese interés podrá lograr un gran cambio desde su hogar”

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