Pandemia comercial: Una amenaza al comercio  local

Por Luis Aguilar “Valencia”

Para Crónicas de La Unión

E-mail: luisvalencia@ice.co.cr          

Cuando leemos o mencionamos la palabra “pandemia” se nos viene a todos el infame momento convertido en años, de algo que puso el mundo de rodillas, encerró al ciudadano del planeta, obligó a los gobiernos casi de todo el mundo a tomar medias extremas que paralizaron todo desarrollo y progreso en todos los campos, digamos casi de todos los países de nuestro planeta.  Las extremas medidas obligaron al cierre de grandes industrias, fábricas, centros educativos, oficinas en general y azotó sin piedad a los comercios que no hicieron su agosto con artículos de primera necesidad pandémica con preferencias de horarios.

El tiempo de pandemia “Virus mortal”, enriqueció a muchos y arruinó a montones.  La ley de la vida pareciera injusta, pero así es, lo que para muchos fue beneficio y en grandes proporciones, para otros fue ruina material, desempleos, y lesiones a consecuencia del virus si sobrevivieron, y lo peor de todo que muchos lamentablemente entregaron su vida por una contaminación en masa que aunque socegada al año 2023, sigue aún causando estragos en la salud del ciudadano.

Pero ahora lleguemos a la frontera del tema, “Pandemia Comercial”. Asombro, zozobra, desesperación por comprar productos de primera necesidad, agotamiento de algunos de ellos, escuelas y centros de trabajos cerrados, la gente en casa demandando gastos de telefonía, energía eléctrica, agua y alimentándose como prisionero VIP, en su propio hogar.  Sin trabajar, sin salario, algunos casi cero ingresos, y los que teníamos algo, las reservas soportaron un tiempo, pero el agotamiento de ellas sin generar ingresos, llevó a la mayoría a una “Pandemía económica” repercutiendo en el comercio generalizado, que aún a más de 2 años de la estabilización del mal, económica y comercialmente estamos peor que en tiempos de pandemia declarada.

Los comercios a revienta cinchas nos volvimos a surtir, llenando nuestras estanterías, pero es bien lógico y notorio que solo lo que es comestible, o sea la alimentación es lo que se mueve normal, (la panza no puede estar vacía); tanto en plena pandemia como ahorita mismo,  lo demás esta estancado no hay rotación, la gente gana para comer y “algunos otros vicios” que eso si no se pueden dejar como buenos ticos, lo mismo que conciertos a reventar, mientras que doña tarjeta aguante, lo demás “porta mi”, para esos somos ticos pura vida.

Lo cierto del caso es que la pandemia comercial se mantiene, llevando negocios al cierre, creando desempleo, y generando una zozobra a los que hemos quedado, porque las cargas sociales, los pagos de agua, luz, patentes, salarios e impuestos, todo volvió a la normalidad excepto el volumen de ventas que compensa nuestra estra estabilidad y nivel confortable, y a todo esto le agregamos como de mayor importancia el pago de los alquileres que son para muchos, algo casi imposible de recuperar mes a mes, con las bajas y competitivas ventas.

Hoy día, la pandemia comercial es global, no solo en nuestro país, sino en gran parte del mundo, pero como lo sentimos en carne propia, nuestro cantón no fue una excepción del problema.  Si hacemos una caminadita, veremos negocios cerrados por docenas en todo el cantón, y especialmente en Tres Ríos centro que han sido el blanco de los altos alquileres y la concentración del comercio cantonal hasta hace unos pocos años atrás, porque ahora ya no es como antes.  Ahora hay algunos distritos engrandecidos comercialmente que ya el centro del cantón no es atractivo para nadie, ni en compras ni mucho menos en inversiones.

A todo esto le agregamos la problemática vial, que vino a poner una enorme zancadilla al comercio. El mal direccionado cambio de vías, la confundida distribución de paradas de buses, el amarillo en la mayoría de calles y avenidas, sin áreas de carga y descarga estipuladas,  el poco espacio de blanco para parquear, donde hoy día casi toda persona tiene o al menos desea tener vehículo, la escasez de parqueo en un 95% de los negocios establecidos, y la poca estimulación del gobierno local en crear o apoyar  áreas privadas de parqueo para descongestionar  este conflicto vehicular.

En fin y cerrando el tema de la “Pandemia Comercial”,  nuestro cantón no va por el desarrollo comercial que debería ya tener en pleno siglo 21, por el contrario si hacemos algunas comparativas, más bien hemos retrocedido en mucho de infraestructura, y aumentado notoriamente la densidad de población, tanto de clase media como alta, predominando la clase baja que es la que mayormente por su condición, es la que compra localmente.

A raíz de lo expueto y a como se ve el panorama, algunos conocedores de la materia financiera dicen: Lo peor está por venir, de manera que hagamos conciencia de hogar, conciencia de gasto, conciencia de controlar nuestro ingreso y que no sea mayor que nuestro egreso. Se nos avecina un próximo periodo político cantonal, y  dos años despues otra contienda política nacional que nos ofrecen  un ramillete de ilusiones, y que al avanzar del tiempo nos damos cuenta que seguimos igual o peor de como estabamos, siendo un arco iris en blanco y negro.

Combatir esa “Pandemia Comercial” no es cosa de momento, es algo que nos puede sacar del estado medio donde nos encontramos la gran mayoría del comercio local, o bien nos puede mandar  a un sótano, del que salir  ya sería algo dificil. Las cargas sociales, los impuestos, el valor del combustible y todo lo que mueve la maquinaria laboral de cada ciudadano, está siendo atropellada, sin una solución que podamos decir esto pasará. Mi criterio y el de la mayoría que comentamos sobre la actual situación es que; estamos peor que en los pasados dos años de la pandemia mortal, y ahora estamos recogiendo unas fatales consecuencias que las he donominado “Pandemia Comercial”.

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