El Patrimonio Cultural y el Patrimonio Histórico Arquitectónico

Para Crónicas de La Unión 

IMAGEN CON FINES ILUSTRATIVOS Ermita de San Diego de La Unión, propiedad de la Arquidiosesis de San José Fotografía Leonardo Jiménez Campos

Lic. Carlos Ml Zamora

Centro de Patrimonio Cultural

Ministerio de Cultura,  Juventud y Deportes

La palabra patrimonio hace alusión a lo que se recibe como herencia de una persona a otra. De allí que si le agregamos el término cultural estamos haciendo referencia a lo que una sociedad toma como herencia de las generaciones que le antecedieron.

De este modo el Patrimonio Cultural pasa a jugar un papel muy importante en cada sociedad, pues tiene que ver con el pasado y las experiencias vividas por un pueblo. 

El Patrimonio Cultural posee un gran significado en la formulación y definición de la identidad cultural de una Nación, por el hecho de que determina entre muchas otras cosas: la forma de ser de los ciudadanos en cuanto a costumbres, tradiciones, interpretaciones de la vida, la religiosidad, los sistemas de producción y de organización social y política.

La antropóloga venezolana Iradia Vargas define al Patrimonio Cultural como “el conjunto de bienes culturales, resultado de un proceso histórico concreto, que es compartido por todos los herederos de ese legado. Las costumbres, las formas de comportamiento, las edificaciones, los utensilios, la lengua, la música, la culinaria, los espacios vividos, etc, es decir las formas culturales tangibles o intangibles que cada sociedad ha creado, transformado, reutilizado, y también las que está creando, se convierten en bienes culturales”. Esta definición encierra la idea de que la cultura es un proceso de creación humana, que está en permanente movimiento y cambio. Que posee un carácter dinámico y evolutivo y que no es simplemente un concepto de “bellas artes”. Así el Patrimonio Cultural implica la noción de creación cotidiana de muy variada naturaleza.

El peruano Luis Guillermo Lumbreras complementa esta visión, cuando se refiere al Patrimonio Cultural como aquello “que uno posee, de lo que uno vive; es una categoría de naturaleza jurídico-económica. En consecuencia, se refiere a nuestra propiedad sobre la cultura, tomada ésta, como un bien que debe generar beneficio o utilidad para su poseedor”. 

Teniendo claro el concepto de Patrimonio Cultural entenderemos que el Patrimonio Histórico Arquitectónico es un subdivisión de éste y que de acuerdo a la Carta de Venecia (1964), “…comprende la creación arquitectónica aislada así como también el sitio urbano o rural que nos ofrece el testimonio de una cultura particular, de una fase representativa de la evolución, o de un proceso histórico. Se refiere no sólo a las grandes creaciones sino igualmente a las obras modestas que han adquirido con el tiempo un significado cultural. Tal noción se extiende a los sitios o conjuntos históricos y tradicionales, grupos de construcciones, aisladas o reunidas, que constituyen un asentamiento, un ambiente urbano o rural (sitios urbanos, centros históricos, barrios urbanos antiguos, poblados, jardines, parques de interés particular, etc)”.

Los bienes inmuebles (edificaciones) ya sean aislados o reunidos se constituyen en un “texto” en el cual podemos apreciar y estudiar aspectos sociales, políticos, culturales y económicos entre otros, de las sociedades que en un momento dado los produjeron; pues la memoria histórico-social se encuentra no sólo en la documentación escrita o en la tradición oral, sino también en la constelación de signos que constituyen los bienes materiales, sean estos muebles o inmueble. Dentro de estos bienes tangibles, se encuentran las edificaciones patrimoniales, que por sus diversos estilos, técnicas constructivas y materiales constituyen una herencia del pasado y por tanto un legado que debemos conservar y transmitir a las futuras generaciones. 

El Patrimonio Histórico Arquitectónico está expuesto a graves riesgos de deterioro y pérdida irreparable a consecuencia de la urbanización y la industrialización aceleradas, la contaminación del aire, las vibraciones, otras perturbaciones ambientales, movimientos sísmicos, transformaciones en el uso del suelo, sobre valoración de los terrenos en áreas con edificaciones patrimoniales e intereses económicos. De este modo muchas de las edificaciones de Costa Rica en particular están siendo afectadas tanto por los motivos anteriores, como por la falta de una adecuada planificación urbanística y una efectiva legislación en el campo de la protección del Patrimonio Histórico Arquitectónico. De allí que sea una necesidad imperiosa la toma de conciencia en las comunidades sobre que representa su patrimonio y como debe preservarse de la mejor forma como un testimonio para las futuras generaciones.

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