Por Pedro Alberto Soto Sánchez
Hace un mes el Ministro de Salud anunció que el aumento de casos positivos de COVID-19 había sobrepasado la capacidad de rastreo y trazabilidad de nuestro sistema de salud. Mantener bajo control los brotes y redes de contagio es fundamental para contener la propagación de casos y por lo tanto para modificar el estado de alerta en que se encuentra nuestro Cantón, con su consecuente impacto en la apertura de las actividades económicas y comerciales.
En esos mismos días, un especialista en población, entrevistado en televisión, sugirió la importancia de “crear un ejército de rastreadores” para no perder la trazabilidad de los casos. Sin embargo, su propuesta no tuvo eco. Los llamados ‘rastreadores’ de COVID-19 son profesionales encargadas de buscar a todas aquellas personas que hayan estado en contacto con un positivo para controlar la situación según las normas sanitarias. Su papel es fundamental para detectar y notificar casos sospechosos.
Aunque esta labor es tradicionalmente atendida por médicos y enfermeras, expertos en este campo, han dicho que no es necesario que los “rastreadores” sean profesionales de salud. No se requiere un nivel de formación específico ni especialmente alto, pues cualquier persona con una formación sólida puede realizar este seguimiento, con la supervisión y coordinación de las áreas rectoras y especialistas de salud.
¿Podemos impulsar en este cantón un “ejército” de “rastreadores voluntarios” del COVID 19 para potenciar las labores de las autoridades de salud? ¿Tenemos la posibilidad de formar un equipo de voluntarios y voluntarias, integrado por personas que no estén ubicadas en ningún grupo de riesgo, y ojalá, estudiantes de carreras de ciencias de la salud y ciencias sociales? ¿Quiénes tienen voluntad para hacerlo? ¿Estarán dispuestos, el gobierno local y las autoridades de salud de La Unión, a romper paradigmas para convocar, capacitar y equipar a las personas voluntarias?. Me gustaría conocer su opinión.