Por Wálter Guzmán Granados
Amigo lector, espero me disculpe la inmodestia que incluiré en el siguiente párrafo, pero lo considero necesario para que mis comentarios no generen dudas y se desprenda de ellos que conozco del tema y me preocupe en gran manera, aunque no soy un profesional en filología.
Llevo aproximadamente 20 años de impartir lecciones en varias universidades del país y en todo este tiempo me ha llamado la atención la manera como redactan algunos estudiantes, tanto en los exámenes como en otro tipo de trabajos que se les asigna como parte de la evaluación del curso. En efecto, es crítico el problema y llama a la reflexión; ergo, es imperativo hacer conciencia sobre ello y actuar desde diferentes flancos; sea, las escuelas, los colegios, la casa, los medios de comunicación, etc.
Algunos estudiantes no respetan las reglas del uso de las mayúsculas y las minúsculas, igual escriben las palabras de una o de otra forma; por ejemplo, para ellos es lo mismo escribir “costarricense” que “Costarricense”; “cartago” que “Cartago” o “Manuel” que “manuel”. Es decir, no les importa que la palabra sea un nombre propio o una palabra común. En idéntica manera se comportan con los meses del año, los puntos cardinales o los días de la semana. Para ellos, escribirlos con minúscula o mayúscula es irrelevante.
En igual sentido, los errores ortográficos están a la orden del día; por ejemplo, ver en sus escritos “decición”, “desisión” o “desición” es normal; o bien, encontrarse con “talvez”, “talvés” o “talvéz”; es tal vez una manera normal de escritura para estas personas. Entonces, algunos estudiantes no se percatan de cómo escriben y cómo se expresan en sus trabajos escritos. De hecho, me he encontrado con personas que, al hacerles observaciones sobre este particular, sin mayor preocupación y con total desgano, expresan: “Lo importante es que se entiende” o bien, me devuelven una pregunta: “Profesor, ¿entendió?”
Asimismo, el tema de las tildes, la coherencia de las ideas y el uso de la puntuación pareciera que son aspectos que no tienen nada que ver con ellos; es decir, no existen; por ende, no hacen falta. En ese sentido, en algunas oportunidades hemos conversado entre compañeros facilitadores universitarios sobre esta problemática y llegamos a la conclusión, que si se les calificara de acuerdo con los errores ortográficos, el uso de los signos de puntuación, etc., probablemente no alcanzarían los puntos para darles una nota.
Al respecto, me parece que somos muchos los culpables de este problema tan latente en las universidades y posiblemente en otros centros educativos. Efectivamente, creo que los maestros, los profesores de colegios y de universidades y los mismos medios de comunicación somos responsables; es decir, con el tiempo se va generando una bola de nieve que con los años crece y crece y honestamente, no sé cuándo parará.
Entonces, ver errores en revistas, periódicos, televisión, vallas publicitarias, etc. es normal. Por ejemplo, observar un anuncio en televisión en el cual se escriben los meses del año o los días de la semana con mayúscula es normal. En igual sentido, ver palabras sin tildes parece que es regla; máxime, si están con mayúscula.
Siguiendo con estos ejemplos, podemos ver como a diario, en los medios de comunicación, en anuncios publicitarios o en propaganda varia, se emplea la palabra “mismo” como pronombre personal o sustantivo; lo cual es un gravísimo error de escritura; también, ver los términos “éste”, “ése” o “aquél” tildados, parece ser una obligación; sin embargo, este signo ortográfico es totalmente innecesario en esos términos, indistintamente su uso.
Finalmente, para terminar estos comentarios, me permito dejar en evidencia algunas palabras escritas por estudiantes en pruebas que les hemos asignado en la universidad; con el fin de recalcar que el problema es grave y de paso, concientizar a aquellos que, de una u otra manera, podemos colaborar para corregir o minimizar esta deficiencia que crece aceleradamente entre nuestros estudiantes y lamentablemente, entre algunos profesionales.
Observen: “pisina”, “hací”, “inerehente”, “insiso”, “osea”, “hacercan”, “sirbe”, “optener”, “hiran”, “divición”, “asectación”, “astenerse”, “conbeniente”, “obien”, “sistésis”, “aveces”, “sierto”, “onorarios”, “apsoluto”, “bijentes”, “univercitarios”, “undidos”, “diborcian”, “hacepto”, “hacerca”, etcétera.