Por Lic. Javier Naranjo Vargas
EVA la original mujer bíblica, en su naturaleza la imagen pura en el Edén, de esa creación perfecta de Dios, y mejorada de su anterior versión; no tuvo culpa ser víctima del habilidoso ángel Lucifer, expulsado de la corte celestial por su contrariedad con el Creador, y quien encontrara en Ella la presa perfecta y, a quien de manera sigilosa pudiera engañar y así, hacerle daño al mismo Dios.
Eva la mujer inteligente, virgen, saludable, joven e inocente, tiene la recién creada Tierra a su alrededor; una fabulosa creación divina que tanto admira y disfruta de sus exquisiteces, para su aprovechamiento.
Más aquel hombre Adán, su compañero de aventuras en el Paraíso, cómplice al fin del pecado original, la acusa y asimismo se acusa de su propio machismo ante Dios.
Y tú Mélida, aunque no eres Eva en su versión original, lo eres en la versión actual; en el paraíso del capital, donde la alucinante fortuna es la manzana ofrecida por mismo ángel de la confusión para dar uno y más mordiscos e invitar a otros al banquete prohibido.
Serías cual Pandora, que libera el Ánfora(Caja) en complicidad con su esposo Epimeteo, pero la acusada será siempre la mujer. Desde la creación bíblica, a la mitología griega y aún en nuestros días, sin empacho, se culpa de cualquier engaño a la mujer.
Puedo afirmar que estas historias de peso, bíblica y griega, contienen esa duda razonable, que la complicidad y el deseo del hombre, lo delatan como el instigador y corresponsable de las acciones de sus compañeras de vida; por el machismo prevaleciente y el dominio inquisitorio sobre la mujer.
Salir de la trinchera del espacio lúdico del paraíso, o simplemente la curiosidad de descubrir si se muerde la manzana, que pasará?; si abro la caja de Pandora, que saldrá?. En la primera se abre la conciencia y descubrimos nuestra desnudez, temor, vergüenza, y enfrentamos la ira de Dios. En la segunda, se desatan los males: la vejez, enfermedad, locura, rencor, pasión, vicio, peste, hambre y muchos más, (según el escritor Robert Graves); en ambos casos seremos conscientes de nuestra realidad humana: debilidad y fortaleza. En el caso bíblico pasamos del paraíso a la realidad, en el caso griego, sobrevendrá siempre la esperanza de resolver con nuestra habilidad los males desatados.
Por eso Mélida: -Quizás, no es tu culpa!, pues hija de la fortuna, actuaste inspirada por la Diosa Griega Tiqué, (de suerte y prosperidad), y llevada por el mal consejo de muchos Epimeteo( Representa al ser humano que se deja llevar por los impulsos, que toma decisiones sin pensar en las consecuencias.) abriste la caja de la que salieron algunos males humanos: la codicia, el egoísmo, el vicio, la ambición, la soberbia, la jactancia, la ostentosidad, la envidia, y más.
Tienes la esperanza de demostrar tu verdad y encontrar la justicia, esta que es más accesible y manejable para los que gozan de la fortuna y de la influencia, negada para los que no.
Mientras tanto viviste en carne propia parte de realidad humana, la vergüenza, la humillación, el insulto, la coerción, la restricción de libertad, la comida sencilla y el quebranto de salud, y en adelante la persecución y cuestionamiento.
“Mal de muchos, consuelo de tontos”, hoy el tu escenario es el escarnio público, que sirve para incendiar el ánimo de muchos ciudadanos excluidos de fortuna, privilegio e influencias, ya que les está vedado el acceso a mandos medios, y aún más a los altos y superiores; con sus puertas abiertas solo a los privilegiados.
“‘La corrupción atañe tanto al que ofrece como al que recibe’: … el que maneja las arcas públicas, el funcionario, el político, tiene un plus de responsabilidad (ante el delito) y da igual que lo pida o se le ofrezca (el soborno), porque es quien tiene el mandato de los ciudadanos para cuidar el patrimonio de todos” Pedro Horrach Arrum ex fiscal durante 25 años en Palma de Mallorca (España).