La investidura del alcalde debe integrar conocimiento del cantón, liderazgo y el don de tomar decisiones en el momento que se requieren.
Para el cargo se necesita un líder que escuche en todo momento, que tenga empatía y sea capaz de generar diálogos constantes con los diferentes actores sociales y, sobre todo, con el Concejo Municipal.
El líder es alguien que proyecta seguridad, que fiel a sus valores aprende a dar la cara en las malas, alguien que acuerpa a los suyos y que vive la victoria con mesura porque reconoce el trabajo de todo el equipo.
Por años y en cada elección han brotado de la nada seudolíderes, quienes cimientan con su discurso hueco lo que anuncian, según ellos, “es la solución a la problemática cantonal”.
Una vez electos, su discurso muta y se limitan a atacar y echar la culpa de sus yerros al resto, cuando a todas luces lo que reina es su incapacidad de gobernar, esa política cansina que carcome la credibilidad y, sobre todo, afecta a las mayorías. En síntesis, en La Unión, la nula planificación ha sido la norma y se despliega rítmicamente al compás y al son de “Pamelachu” de Los Ajenos…
¿Transparencia en la función pública? En el caso que nos ocupa ha sido parcial por parte de la actual administración, convirtiendo la oficina de comunicación institucional en una fábrica productora de autobombo y de respuestas cuando conviene, como la visita de ministros y aperturas de puentes. Mientras que a la ciudadanía y a nuestro medio, cuando se trata de serios cuestionamientos a su gestión o temas de incidencia cantonal, el silencio reina.
Y ante todo esto, la pregunta es: ¿Don Cristian cumple con las características de un líder?
Don Cristian Torres Garita, si de verdad ama a este cantón y no solamente al cargo que temporalmente ocupa, debe establecer mecanismos reales de diálogo que permitan el trabajo conjunto entre la administración, el Concejo Municipal y la ciudadanía.
Le damos un consejo: convencer es mejor que imponer, dialogar es mucho mejor que pegar gritos. Compórtese como un líder, o al menos inténtelo. Dejemos de una vez por todas de gobernar al son de las ocurrencias y definamos claramente y de cara a la ciudadanía los proyectos que realmente se deben concretar.