Por Luis Valencia
Empecemos por contarles que mi abuelo era pintor, bueno eso nos decía él, y por su puesto que muchas personas a hoy día no lo conocieron porque nació en el años 1712, cuando las personas duraban hasta 150 años porque mascaban cuecha, andaban con caites hechos por ellos mismos y se acostaban a las 5 de la tarde, ah pero madrugaban mucho ya a las 4 de la mañana iban para el cafetal con la burra en su alforja, cuchillo al cinto, su chonete y denlantal de mezclilla, y sin faltar su fiel amigo el perro detrás de él.
Y podrían decir que contradigo lo del campo con lo de pintor, porque con sus rajonadas a él lo apodaron el pintor, porque en el campo no hay nada mas fácil que inventar historias llamadas mas adelante en el timpo como rajonadas. El el cafetal ademas del trabajo asignado, no existia otra cosa mas que hacer, pero lo sustancioso era contar historias de espantos, de huacas o entierros, de aparicion de espiritus o almas en penas, de maleficios, de aparicion de luces en la oscruridad, ruidos aterradores y mucho mas que hiciera de la reunion de varios, un rato ameno mientras se mascaba cuecha y se lanzaba la gran escupa oscura del tabaco que mantenian en su boca casi todo el día, porque en verdad solo para comer o acostarse la lazaban al suelo.
Pero bien, aquí entran las rajonadas de mi abuelo, el era muy conocido, respetado y de muy pocas pulgas ( mal genio), se fajaba con cualquiera a cinchazos, cruzeta o a los piñasos, eso si cuando él hablaba ponían cuidado porque sus rajonadas tenían una similitud con la realidad. Un día dijo yo en los ratos libres despues de finca, me didico a pintar, y ahí nace lo de pintor. Unos le decian, a pintar por las endijas, jajaja porque cuando uno se asoma por una endija o ranura de las paredes, hueco o venta se dice estaba pintando (mirando), y mi abuelo dijo: No señores les voy a comprobar que si soy pintor, aunque algunos de ustedes no entiendan por donde he andado yo haciendo mis trabajos de pintor y para que entiendan y se les inchen lo oidos,(oídos),
aquí voy para que ustedes, monton de sonajas (sonajas es como medio o entero despistado de todo, otros dirian medios tontos), vean que lo que digo es cierto. Al filo de las tranquilas tardes ya oscureciendo y a veces con un mechazo de guaro contrabando sacado por ellos mismos y discutiendo calidad de producción, o bien su jarro de chicha, entró mi abuelo con el tema de que el era pintor y les dijo. Han oido hablar del Mar Rojo, lo pinté yo mismo. Y si han escuchado el Vals el Danubio Azul, tambien lo pinté yo.
Pero nos contaba que lo que más le costó trabajo fue pintar los agujeros negros de la galaxia, ¿han oído hablar de ellos?. Uno por uno los pintó mi abuelo les contaba, pero fue muy incomodo porque por ser agujeros, se desperdiciaba mucha pintura nos contaba que con lo que se regaba de este incomodo trabajo, y que con todo el derrame que se produjo de pintura se pinto el mar negro.
Y como todos le ponían tanta atención, seguia contando que lo contrataron por muchos años a pintar lo que hoy día es Tierra Blanca de Cartago, pinto el Ollo negro que hay en La Carpintera, y también pintó la naciente del Río Azul.
Dicía que él jalaba la pintura en la carreta sin buelles, que era amiguisimo de los duendes, y que más de una vez le prestó el sudado pañuelo para que se secara las lágrimas la Llorona, y que el le quitó las cadenas al cadejos, ese perro negro que le salía a los malportados que llegaban tarde a sus casas o a los borrachos amanesqueros.
Ya en sus últimos aleteos, (borde de la muerte), cuentan que mi abuelo había hecho un pacto con el pizuicas (diablo) y que por eso duró tanto, y que en su último deseo pedía que al morir y ser enterrado como lo era antes en pleno suelo, que su sepultura no fuera muy onda, porque así tenía la esperanza de salirse por lo menos a escupir de la cuecha que llebava en su boca.
Seguro estoy, que si hubiera estado vivo para tal época, el hubiera pintado la pantera rosa, las rayas de los tigres y de las zebras y lo hubieran tomado en cuenta cuando hicieron la canción, de que color es la piel de Dios, porque él hubiera dicho que lo tomarón en cuenta para saberlo. Y para terminar, no me extraña que el haya puesto los ganchos para colgar, los jardínes colgantes de Babilonia, eso dicen fue mi abuelo.
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Las Rajonadas
De mi Abuelo
Por Luis Valencia – Noviembre 2024
Empezemos por contarles que mi abuelo era pintor, bueno eso nos decía él, y por su puesto que muchas personas a hoy día no lo conocieron porque nació en el años 1712, cuando las personas duraban hasta 150 años porque mascaban cuecha, andaban con caites hechos por ellos mismos y se acostaban a las 5 de la tarde, ah pero madrugaban mucho ya a las 4 de la mañana iban para el cafetal con la burra en su alforja, cuchillo al cinto, su chonete y denlantal de mezclilla, y sin faltar su fiel amigo el perro detrás de él.
Y podrían decir que contradigo lo del campo con lo de pintor, porque con sus rajonadas a él lo apodaron el pintor, porque en el campo no hay nada mas fácil que inventar historias llamadas mas adelante en el timpo como rajonadas. El el cafetal ademas del trabajo asignado, no existia otra cosa mas que hacer, pero lo sustancioso era contar historias de espantos, de huacas o entierros, de aparicion de espiritus o almas en penas, de maleficios, de aparicion de luces en la oscruridad, ruidos aterradores y mucho mas que hiciera de la reunion de varios, un rato ameno mientras se mascaba cuecha y se lanzaba la gran escupa oscura del tabaco que mantenian en su boca casi todo el día, porque en verdad solo para comer o acostarse la lazaban al suelo.
Pero bien, aquí entran las rajonadas de mi abuelo, el era muy conocido, respetado y de muy pocas pulgas ( mal genio), se fajaba con cualquiera a cinchazos, cruzeta o a los piñasos, eso si cuando él hablaba ponían cuidado porque sus rajonadas tenían una similitud con la realidad. Un día dijo yo en los ratos libres despues de finca, me didico a pintar, y ahí nace lo de pintor. Unos le decian, a pintar por las endijas, jajaja porque cuando uno se asoma por una endija o ranura de las paredes, hueco o venta se dice estaba pintando (mirando), y mi abuelo dijo: No señores les voy a comprobar que si soy pintor, aunque algunos de ustedes no entiendan por donde he andado yo haciendo mis trabajos de pintor y para que entiendan y se les inchen lo oidos,(oídos),
aquí voy para que ustedes, monton de sonajas (sonajas es como medio o entero despistado de todo, otros dirian medios tontos), vean que lo que digo es cierto. Al filo de las tranquilas tardes ya oscureciendo y a veces con un mechazo de guaro contrabando sacado por ellos mismos y discutiendo calidad de producción, o bien su jarro de chicha, entró mi abuelo con el tema de que el era pintor y les dijo. Han oido hablar del Mar Rojo, lo pinté yo mismo. Y si han escuchado el Vals el Danubio Azul, tambien lo pinté yo.
Pero nos contaba que lo que más le costó trabajo fue pintar los agujeros negros de la galaxia, ¿han oído hablar de ellos?. Uno por uno los pintó mi abuelo les contaba, pero fue muy incomodo porque por ser agujeros, se desperdiciaba mucha pintura nos contaba que con lo que se regaba de este incomodo trabajo, y que con todo el derrame que se produjo de pintura se pinto el mar negro.
Y como todos le ponían tanta atención, seguia contando que lo contrataron por muchos años a pintar lo que hoy día es Tierra Blanca de Cartago, pinto el Ollo negro que hay en La Carpintera, y también pintó la naciente del Río Azul.
Dicía que él jalaba la pintura en la carreta sin buelles, que era amiguisimo de los duendes, y que más de una vez le prestó el sudado pañuelo para que se secara las lágrimas la Llorona, y que el le quitó las cadenas al cadejos, ese perro negro que le salía a los malportados que llegaban tarde a sus casas o a los borrachos amanesqueros.
Ya en sus últimos aleteos, (borde de la muerte), cuentan que mi abuelo había hecho un pacto con el pizuicas (diablo) y que por eso duró tanto, y que en su último deseo pedía que al morir y ser enterrado como lo era antes en pleno suelo, que su sepultura no fuera muy onda, porque así tenía la esperanza de salirse por lo menos a escupir de la cuecha que llebava en su boca.
Seguro estoy, que si hubiera estado vivo para tal época, el hubiera pintado la pantera rosa, las rayas de los tigres y de las zebras y lo hubieran tomado en cuenta cuando hicieron la canción, de que color es la piel de Dios, porque él hubiera dicho que lo tomarón en cuenta para saberlo. Y para terminar, no me extraña que el haya puesto los ganchos para colgar, los jardínes colgantes de Babilonia, eso dicen fue mi abuelo.