LA ÉTICA

Rafael Manzanares Benavides

La definición concreta de ética, podríamos catalogarla como la teoría o la ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad. Es decir, arranca de la diversidad de morales en el tiempo, con sus correspondientes valores, principios y normas. Es en esencia, una de las mayores virtudes del ser humano libre.

El ser humano da forma a su medio ambiente o lo estropea. Amplía su conciencia o la limita. La ética permite al ser humano una conducta valiosa, además obligatoria y debida, para lograr valores de buen comportamiento en sociedad, partiendo de la premisa de que nuestros actos deben estar necesariamente inducidos al beneficio social, en todos los sentidos o ámbitos, porque de ello, dependerá el impacto como hombres probos y honorables.

Sí, la ética es la ciencia de lo moral, y la moral está ligada al buen comportamiento en sociedad, en nuestro hogar, en nuestro quehacer diario y en nosotros mismos. Si no nos desarrollamos con ética, conciencia y pensamiento personal, difícilmente podríamos lograrlo en lo grupal, social y universal.

Todo ser humano, incluso el más común, conoce cuál es su deber. De hecho, a diferencia de la razón especulativa, el esfuerzo crítico poco o nada importa para la razón práctica: No se necesita de ninguna ciencia, ninguna filosofía, para saber qué se ha de hacer, para ser bueno y honrado. Antes, al contrario, entre menos prejuicios se tenga, más claramente se podrá oír la voz de la conciencia.

La razón, aparece casada con la ética en el conocimiento del bien supremo, lo cual no solamente es un conocimiento objetivo, sino que embarga la existencia subjetiva, pues el bien del ser humano consiste, en alcanzar la bienaventuranza en la vida futura y, por ende, introducir los ajustes en la vida presente, para alcanzar ese fin.

La ética se ubica en un orden de valores superiores a la misma religión, puesto que los deberes hacia los hombres, han tomado la delantera y la religión puede ser sustituida por el deber kantiano: la libertad de conciencia y la tolerancia, que se ubican en primer lugar en la modernidad. En la construcción ética del momento actual, las acciones no se rigen por los cánones preestablecidos y no pueden cumplirse ciegamente, han surgido fenómenos que no responden con las normas y los deberes ya establecidos. Ya ningún sujeto tiene la razón pura kantiana. Es imperativo pensar un proyecto ético y moral de los sujetos con otros argumentos, que permita conocer, construir y evaluar reflexivamente los acontecimientos actuales.

Para ello, es de vital importancia nuestras publicaciones, para llevar al menos, una poca de luz sobre moral al lector.

Yo soy religioso, pero no con el concepto “religare”. Acudo de cuando en vez a la Iglesia, para llenar mi corazón de espiritualidad, con esa hermosa cena, que me ofrece la misa.

La ética y la moral hoy.

La ética y la moral son el remedio para esta sociedad desorientada y corrupta. Pero ¿es claro el concepto de la ética? ¿Los sujetos que apelan a ella como remedio para los males actuales tienen claro a qué se refiere? ¿Cuál es el imaginario que gira en torno a este significante casi tan antiguo como la humanidad misma? Hay un forcejeo de la cultura en la medida en que existe una oscilación entre extremos: mayores sanciones versus mayores libertades. Prevalece una tensión entre posiciones opuestas frente a diversos temas que se refieren a la forma de vivir: la sexualidad, la libertad, el desarrollo de la personalidad, el respeto, los derechos desde una posición individualista responsable y una irresponsable.

La contradicción está en la esencia del ser, se está permanentemente en un péndulo que oscila entre vacías posibilidades; existen varias alternativas de elección y diversas interpretaciones. Con frecuencia se hace referencia a la paradoja entre lo que se dice o piensa y lo que se hace: “La teoría es utópica”.

La ley fija el ideal, pero no determina reglas sin espacio a la ambivalencia e interpretaciones diversas. Dadas estas transformaciones, puede considerarse que la ética está de moda cuando los grandes sumarios no son creíbles; los derechos pululan y se abren múltiples posibilidades de decisión. Esta es pues, la época de la ética donde es importante repensarla de una manera novedosa, con las características de una sociedad posmoderna.

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