Por Leonardo Jiménez Campos
Con poco más de 231 hectáreas de extensión, la finca
Municipal Los Lotes se convierte en una joya invaluable que engalana junto a los cerros de La Carpintera nuestro panorama cantonal.
Dentro de su territorio, conviven armónicamente animales silvestres, espesa vegetación y nacimientos del agua: tres elementos esenciales para para la vida, tres elementos para sentirnos orgullosos y tener obligadamente que cuidarla y protegerla…
Si bien es cierto su belleza emula a otras regiones de nuestro país, su cercanía con la capital le convierte en ”capital vital y estratégico” para el desarrollo de nuestro cantón y del área metropolitana.
De sus entrañas brotan manantiales de agua pura y cristalina, agua que corre al cauce del legendario Rió Tiribí. El muy conocido Río Tiribí. Sí, el mismo cuyas crecidas son recordadas y narradas por nuestros abuelos, el que pasa por Dulce Nombre, el centro de la ciudad de Tres Ríos y San Diego.
A pesar de nacer cerca del volcán Irazú, es dentro del verdor y humedad de la finca donde aumenta su caudal y crece, alimentado por danzarines riachuelos, paredes que emanan líquido, quebradas y ojitos de agua que brotan y se deslizan hacia cuerpo de agua.
Cada instante, el hombre extrae de su cauce y verduzcas piedras 750 litros por segundo, liquido vital que calma la sed de un cuarto de millón de habitantes de San José.
Pero la bondad de este territorio no termina ahí, los distritos de Dulce Nombre y Concepción son suplidos del liquido que consumen diariamente 25 mil vecinos de La Unión, vecinos que día a día reciben el sudor de las entrañas de la tierra de la finca Los Lotes…
Sin duda alguna, Los lotes es el inmueble municipal de mayor valor económico, no solo por su valor territorial, ni por su riqueza natural, sino por el aporte al desarrollo económico de nuestro cantón y país.