¿Por qué preservar nuestro Patrimonio Histórico arquitectónico?

La Casona recién restaurada (Foto Leonardo Jiménez Campos)

Por: Leonardo Jiménez Campos

Crónicas de La Unión*

La historia nos enseña los pasos seguidos por el hombre desde sus inicios, su obra material  así como el progreso intelectual fruto de su constante experimentación en todos los campos.

Ahora bien, imaginemos un mundo sin obras monumentales como la muralla China, Las Pirámides de Egipto o  Antigua Guatemala, Roma sin su Coliseo, Francia sin Versalles, Louvre o en nuestro país, un San José sin la Belleza Arquitectónica del Barrio Otoya, Barrio Amón o El Teatro Nacional, Heredia sin su Iglesia Colonial y su Fortín  o  Cartago por supuesto sin las Ruinas, su Basílica de Los Ángeles, Casonas viejas y calzadas representativas de la Vieja Metrópoli.

El hombre necesita conocer sus orígenes. En tanto muchos arqueólogos del mundo hoy escarban con sus manos la tierra en busca de conocer su pasado histórico, en Costa Rica se debate en el mejor de los casos sobre qué debemos demoler o destruir con el pretexto de que debemos progresar.

No quiero siquiera imaginar que amparados al progreso heredemos a nuestros hijos como obra arquitectónica urbanizaciones, centros comerciales, moles y restaurantes de comida rápida, derrumbando o demoliendo las pocas obras con valor patrimonial que aún se encuentran en pie.

Irónicamente, enarbolando la bandera del progreso muchos quieren cambiar calzadas de piedra  por parqueos, botar casonas donde nacieron y vivieron nuestros próceres para construir centros de comercio que lo que menos reflejan es nuestra identidad.

Tomemos el ejemplo de países como Guatemala, Cuba, Perú, Colombia y México, para citar algunos casos en Latinoamérica, países que han creado leyes que garantizan la no destrucción del patrimonio cultural arquitectónico o intangible de cada país.

Estas normativas sumadas a políticas de promoción en el exterior han permitido que hoy perciban ingresos millonarios por concepto de turismo. Lo anterior nos enseña que  estos inmuebles pueden  generar riqueza para nuestros pueblos.

La utilización de casonas como restaurantes, hoteles, museos y galerías  dan elegancia y cultura a nuestras ciudades así como conservan nuestra identidad cultural.

Costa Rica cuenta con una ley que busca salvaguardar todos estos lugares (Ley 7555) sin embargo la ambiguedad de la normativa, la carencia de estímulos a los propietarios de los inmuebles y la carencia de sensibilidad hacia estas construcciones, ocasiona que cada vez sean menos las edificaciones históricas que se preservan.

La Unión no escapa de esta realidad

Y es que La Unión no escapa de esta cruda realidad,  en 1998 presentamos ante la Dirección de Patrimonio la solicitud de inventariar más de 20 inmuebles con valor histórico arquitectónico. A la fecha únicamente cinco de más de 20 estructuras son parte del patrimonio nacional. Han sido demolidas las más emblemáticas y el desarrollo acelerado augura la caída de muchas más.

Compete al gobierno nacional establecer políticas de protección y restauración de estos inmuebles, compete a los gobiernos locales, incluir dentro de sus planes reguladores variables que incluyan nuestra riqueza arquitectónica y arqueológica. De lo contrario en menos de una década solo podremos conocer estas edificaciones y sitios por medio de fotografías.

 Nos toca hoy a los ciudadanos  tomar  conciencia  del asunto y a los que tienen el poder político hacer respetar la legislación que en este campo existe.

* Premio 18 de abril 2012 Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos (ICOMOS de Costa Rica) UNESCO

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