- Una vez cosechadas las primeras plantas, iniciará el proceso de secado y curado de los grupos de flores para medir la humedad y contenido de CBD (Canabinoide).
- INTA desarrolla investigaciones en campo para verificar comportamiento del germoplasma de cáñamo en el Caribe y en Guanacaste, las cuales se extenderán por aproximadamente tres o cuatro meses más, y se evaluarán en total 12 cultivares de cáñamo que ya se encuentran en el país.
Este fin de semana comenzó la cosecha de los materiales de cáñamo cultivados en la estación experimental Enrique Jiménez Núñez, en Cañas, Guanacaste, con excelentes resultados, según los especialistas del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia de Tecnología, INTA.
Las evaluaciones de los materiales iniciaron en octubre de 2020, a partir del ingreso al país de las primeras plántulas in vitro de tres cultivares de cáñamo industrial, Cannabis sativa L. Sativa. Se trata de las variedades Queen Dream, Maya Grain y Cherry Blossom.
Ahora, una vez cosechadas las primeras plantas, iniciará el proceso de secado y curado de los grupos de flores para medir luego la humedad y contenido de CBD (Canabinoide) de las mismas, que es el material esencial de la planta y parte importante de las valoraciones que contemplan los ensayos.
“El proceso de cosecha comienza con la defoliación de las plantas, es decir, se cortan las hojas para dejar en la planta solo las inflorescencias, o capullos. La planta defoliada se deseca durante cuatro días, en una cámara de frío. Luego, las inflorescencias se separan del resto de la planta, de una en una, y se mantienen en frascos de vidrios para estudios posteriores de la calidad de producto y valorar la cantidad y calidad en las condiciones en que la cultivamos”, explicó Arturo Solórzano Arroyo, Director del INTA.
Según los resultados del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia de Tecnología, estas variedades tienen gran potencial para diferentes usos industriales, por ejemplo, los aceites de la planta, se utilizan en la industria farmacéutica y cosmética; la fibra se aprovecha como insumo para uso textil; las semillas son un súper alimento para personas; y de las hojas y raíces, se puede producir té, infusiones, abono orgánico o alimento para animales.
Por su parte, el Ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera, expresó su satisfacción por el avance en las investigaciones, dado el impacto que el desarrollo del cultivo tendría en el país para el sector agroproductivo.
“Seguimos obteniendo información valiosa sobre el cáñamo, para extracción de aceites. Confiamos en que pronto exista la legislación adecuada para continuar con el proceso y que nuestros agricultores puedan aprovechar los beneficios de un mercado creciente e importante, en el corto plazo, que ofrece importantes oportunidades”, indicó.
El INTA desarrolla investigaciones en campo para verificar comportamiento del germoplasma de cáñamo en el Caribe y en Guanacaste, las cuales se extenderán por aproximadamente tres o cuatro meses más, y se evaluarán en total 12 cultivares de cáñamo que ya se encuentran en el país. Estas evaluaciones permitirán determinar las condiciones agronómicas, agroecológicas y la susceptibilidad a plagas y enfermedades, en dos regiones del país (trópico húmedo y trópico seco), según detalló Alfredo Bolaños, investigador jefe del proyecto de Cannabis en el INTA.
El cáñamo industrial es un producto que tiene múltiples aplicaciones, como fibras textiles; aceites para productos de cuidado personal; en la fabricación de cuerdas, textiles, biocombustibles, así como plásticos biodegradables, entre muchos otros usos.
El Gobierno ha manifestado su decisión de impulsar el cultivo del cáñamo con fines industriales, como una opción para la reactivación económica, dado el interés que diversos grupos agroproductivos han expresado para el desarrollo de la actividad.
Los ensayos que desarrolla el INTA tienen como fundamento legal, las excepciones contempladas en la Convención Única sobre Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, reconocida por Costa Rica desde 1970; así como el Protocolo de Modificación de la Convención Única sobre Estupefacientes (Ley N° 5168 del 25 de enero de 1973.), en los cuales se posibilita la utilización y procesamiento de estas sustancias con fines médicos y científicos. Lo anterior fue ratificado por la Procuraduría General de la República, mediante el Dictamen C-079-2018, del 19 de abril del 2018, para la producción controlada, la importación, el procesamiento y transformación, entre otras, para el desarrollo de investigaciones científicas con múltiples propósitos.